Centenario del Genocidio Armenio
A días de la Conmemoración del Genocicio Armenio ACIERA recuerda, saluda y se conduele con las víctimas de este hecho histórico que sigue siendo una herida para el pueblo armenio y para la humanidad.
En 1915, en el marco de la Primera Guerra Mundial comenzó un hecho que marcó la vida de los armenios: un genocidio programado y que duró varios años. Hitler se inspiró en esta matanza de más de un millón y medio de armenios para llevar a cabo su genocidio judío.
Los Otomanos, que en ese entonces dominaban las tierras actuales de Turquía, Grecia, Chipre, Armenia, Kurdistán, Líbano, Siria entre otras naciones, por motivos principalmente religiosos, también económicos y otros de menor grado, hicieron desaparecer familias, ciudades, pueblos y aldeas, quedándose con gran parte del territorio de Armenia de entonces hasta el día de hoy. Muchos morirían refugiados en templos que fueron incendiados, otros arrojados a los ríos, ahorcados, enterrados vivos, vendidos como esclavos. Se cometieron toda clase de tropelías y crímenes de lesa humanidad, cuyo propósito era una limpieza étnica. Quinientos mil huérfanos pudieron sobrevivir y alcanzaron a trasladarse a diversas naciones, entre ellas la Argentina, que abrió sus brazos de paz y trabajo, como a otros miles de inmigrantes.
El genocidio, conocido como el primero del siglo XX, ha sido reconocido en nuestro país mediante la Ley Nacional 26.199/07 cuyo artículo 1° dice: “Declárese el día 24 de abril de todos los años como ‘Día de Acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos’, en conmemoración del Genocidio del que fue víctima el pueblo armenio…”.
Asimismo fue reconocido por los Parlamentos de Uruguay, Chile, Venezuela, la Legislatura de San Pablo, el Parlamento del MERCOSUR, la gran mayoría de Estados de los Estados Unidos, la República Francesa y numerosos parlamentos europeos. En 1983 fue reconocido por el Concilio Mundial de Iglesias, 1984 por el Tribunal Permanente de los Pueblos, 1985 por la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de las Minorías de las Naciones Unidas, y en 1987 por el Parlamento Europeo.
Esta tragedia actualiza la necesidad de que la libertad e igualdad religiosa -madre de las otras libertades- actualmente limitadas y amenazadas en numerosos países, sean defendidas y garantizadas por los Estados nacionales y los Organismos internacionales.
La Alianza Cristianas de Iglesias expresa solidaridad con las víctimas de este y de otros genocidios, que constituyen una afrenta a la conciencia colectiva de la humanidad. Asimismo extiende sus condolencias y compromiso por la Paz a la comunidad armenia de nuestro país. Como alianza extendemos nuestro saludo a las congregaciones armenias y a toda la colectividad residente en el país, orando también por ellos, para que Dios derrame de su amor, su gracia y salvación en Jesucristo.
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