El aborto, ¿Un tema de salud pública?
El 17 de noviembre 2020, se presentó nuevamente el proyecto que busca legalizar el aborto en nuestro país. Las posiciones son múltiples, y los argumentos mucho más, y dentro de ese universo de conceptos se quiere instalar casi de manera arbitraria: “Es un tema de salud pública”.
Un lema que parece noble y suficiente, pero que busca invisibilizar lo que se está debatiendo realmente.
Si entendemos la salud pública desde su definición, es claro que se trata de conjunto de acciones públicas para prevenir una enfermedad, así como para proteger, promover y recuperar la salud de las personas. Es decir que es una acción positiva en dos sentidos, prevenir una enfermedad, por un lado, y/o recuperar el estado pleno de salud de las personas cuando estás se ven afectadas, por el otro.
Entonces hablemos de salud publica desde algunas de las estadísticas que surgieron en medio de esta pandemia, el exministro de Salud Adolfo Rubinstein explicó al diario La Nación: «Si nos guiamos por la semana epidemiológica 38, la que acaba de pasar, las muertes por Covid-19 están en el primer lugar, con 2522. La segunda son las enfermedades coronarias, con 873, y la tercera son las infecciones respiratorias bajas como neumonías, bronquitis y bronquiolitis, con 697, por ejemplo, las angioplastias habían caído más del 50%. Esto quiere decir que hay personas que no se trataron un infarto. Lo que puede suceder es que en los próximos meses veamos las consecuencias de la baja de estas prácticas, procedimientos y consultas”.
Al periodo actual habría que agregar el encierro (con aumento de todos los factores de riesgo y disminución de ejercicio físico) y el miedo a la pandemia en sí misma (además del miedo a la crisis económica) como gatillo de enfermedades cardiovasculares. En un trabajo en vías de publicación sobre 1000 encuestas en Mendoza, el Dr. Sebastián Wolff y col observaron que un 60% de los individuos “sanos” en Pandemia sufrió depresión, ansiedad, tristeza, falta de voluntad o desesperanza. No hay dudas que además de mayor mortalidad por no consultar, habrá (como en el 2001) mayor tasa de eventos cardiovasculares por estrés psíquico negativo.
Otra causa de muerte en Argentina son las enfermedades por tumores (cáncer). En 2017, 65.488 (19,2% del total) fallecieron por esta enfermedad que hoy en muchísimos casos se previene con diferentes protocolos de diagnóstico precoz. ¿Cuántos de estos diagnósticos precoces que salvan vidas hoy no se están haciendo?
Plantear que el aborto es una cuestión de salud pública es decir que el embarazo es un estado patológico, cuando en realidad es un estado fisiológico.
Dicho de otra manera, el embarazo no es una enfermedad, es el desarrollo de la vida humana intrauterina, desde la concepción hasta el parto, el curso natural de la humanidad para preservar su existencia.
Entonces el debate tampoco se trata de creencias religiosas y mucho menos ideológicas, sino más bien del derecho más importante que en el fragor del debate se perdió de vista: la defensa de la vida desde la concepción, con su correlativo acompañamiento integral a las mujeres.
El aborto clandestino existe, y es una realidad que se ha llevado consigo la vida de muchas mujeres, y una muerte siempre es una tragedia, por eso estamos convencidos de que es necesario trabajar de manera transversal para articular líneas de acciones concretas en dónde la mujer no tenga que someterse a este procedimiento agresivo para ella misma, que termina con la vida de quién se está gestando en su útero.
El aborto produce daños irreparables, para la mujer y para quien pierde la vida por el solo hecho de no ser deseado.
Por otro lado, Argentina se enfrenta a una crisis socio-sanitaria y económica profunda, con muchos frentes determinantes que hacen a la calidad de vida de sus ciudadanos y ciudadanas, por lo que nos preguntamos, ¿es oportuno darle tratamiento al proyecto de ley que genera grietas, malestar y movilizaciones? Creemos que es totalmente inoportuno, por poner como prioridad un tema que lejos de unir al pueblo profundiza sus diferencias, sin atender las causas que generan en nuestro país embarazos inesperados.
Nuestro trabajo desde el primer momento fue acompañar a la mujer, contenerla y estar ahí para lo que necesitara, en estos dos últimos años reforzamos esas acciones y ampliamos las líneas de asistencia tanto para el caso de mujeres con embarazos inesperados, como también para el acompañamiento integral a las diferentes problemáticas a las que se ve sometida. Nuestra prioridad es cuidar la vida de ambas partes del binomio, por un lado de la mujer y por el otro lado de las personas que están siendo gestadas.
Una Nación grande y justa se construye con el mayor capital que un país pueda tener: su gente. Si los eliminamos, si los entrenamos en la política del descarte, si callamos sus voces, si los arrojamos a soluciones aparentes como el aborto, habremos destruido los fundamentos que prometieron hacer del país, una Patria inclusiva, justa y soberana que tome en sus manos al más indefenso y bregue por sus derechos.
Desde Aciera alzamos nuestra voz por los que no tienen voz, pero sí derechos.
Dra. Jael Ojuel, Ginecóloga y Obstetra MN 135670
Directora de Bioética de ACIERA junto al equipo interdisciplinario.