La Organización de las Naciones Unidas (ONU) instituyó desde el año 1999 el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Cada año este día recuerda que cada día hay mujeres y niñas que sufren de violencia en sus vidas. Las mujeres sufren maltrato en sus hogares, intimidación en la calle, acoso en internet. A escala mundial, una de cada tres mujeres sufrirá violencia sexual o física en algún momento de su vida.
La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina promueve y trabaja de manera conjunta con los organismos del gobierno y otras organizaciones de la sociedad civil, en la erradicación de este flagelo.
La ley nacional 26.485 de protección integral a las mujeres, sancionada en mayo de 2009, refiere en su art. 4 “Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes. Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, acción omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón”.
Es fundamental que como sociedad trabajemos con todos los actores sociales a fin de crear las condiciones aptas para sensibilizar, prevenir, sancionar y erradicar la discriminación y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos; como así también promover el cambio de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de género y las relaciones asimétricas de poder en perjuicio de las mujeres.
Los Estados deben adoptar medidas concretas a fin de proteger a las víctimas, debiendo promover, facilitar y garantizar, entre otras acciones, el acceso igualitario de las mismas a la justicia, como así también su asistencia integral, incluyendo la asistencia espiritual de la persona.
Es por todo lo antes expuesto que sostenemos que la violencia hacia las mujeres afecta a la sociedad en su conjunto, razón por la cual terminar con este flagelo mundial es un compromiso que como sociedad aún tenemos pendiente.
Según el plan de Dios la relación del varón y de la mujer es la misma que la establecida por El en la creación, pero ahora restaurada en Jesucristo.
Ante la mirada de Dios varones y mujeres somos igualmente valiosos, dignos y merecedores de respeto. En el diseño de Dios, varones y mujeres hemos sido creados con propósitos complementarios, siendo ambos a su imagen y semejanza.
“Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen; varón y mujer los creó”. Génesis 1:27 (DHH).