La Convención sobre los Derechos del Niño, que es el tratado internacional de derechos humanos más ratificado, establece una serie de derechos de los niños, incluidos los relativos a la vida, a la salud, a la educación y a jugar, así como el derecho a la vida familiar, a estar protegidos de la violencia, a no ser discriminados y a que se escuchen sus opiniones. Ayer fue también el Día mundial contra el abuso infantil, flagelo que crece y al cual no debemos darle la espalda.
Según el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, «lo único que todos los niños tienen en común son sus derechos. Todo niño tiene derecho a sobrevivir y prosperar, a recibir una educación, a no ser objeto de violencia y abusos, a participar y a ser escuchado». La Biblia dice que Jesús señaló que si no nos hacemos como niños no entraremos en el reino de los cielos (Mt. 18:3 RV). Los niños son relevantes para Dios, ellos son la clave de entender, al menos un poco, cuál es el sentir que los adultos necesitamos reencontrar para ser hijos de Dios y ser coherederos con Cristo.
Como Iglesia, tenemos un serio compromiso de cuidado hacia la niñez, por ello los esfuerzos por la evangelización del niño que se realizan a través de diversos ministerios, los cuidados hacia aquellos que se encuentran en situación de calle o de riesgo a través de diferentes ONG, Fundaciones y Hogares: todo muestra que nos hemos ocupado, pero no alcanza. Hoy más que nunca necesitamos extender nuestras manos hacia los menores, garantizarles sus derechos, desde el derecho a la vida hasta el derecho de convertirse en hombres y mujeres de bien, honrados, respetuosos, trabajadores y por sobre todo fieles al Señor Jesucristo.
Hoy, en el Día Universal del Niño, como iglesia nos seguimos comprometiendo a brindarles un espacio sano, digno, con valores de reino, donde ellos puedan crecer. Renovamos nuestros esfuerzos, y honramos a quienes trabajan por la niñez desde diversas disciplinas. Levantamos bandera de defensa y recordamos que necesitamos ser como niños para ver el Reino de los cielos.
Por tal razón, ACIERA cuenta con una Mesa sobre niñez y familia, que nuclea alrededor de treinta ministerios afines, con el propósito de dar herramientas a la Iglesia para abordar los flagelos que padecen hoy las nuevas generaciones.