Buenos Aires, 5 de marzo 2021 — Durante el encuentro de presentación del Consejo Cristiano de la Mujer, la meditación estuvo a cargo de la pastora Lali Gomez quien destacó en primer lugar que “Dios quiere trabajar con nosotras en este tiempo. Dios nos quiere mostrar cosas grandes y poderosas, y para eso necesitamos estar preparadas”, para luego hacer hincapié en que Jesucristo quiere que “seamos uno, como Él y el Padre son uno. ¿Para qué? para que el mundo crea. ¡qué desafío para nosotras las mujeres!”.
“Para que el mundo crea tenemos que darnos cuenta que lo que tiene la otra es valiosísimo para poder completar el trabajo que quiero hacer”, desafió al ir mencionando algunas de las presentes que representan ministerios que llevan años de trabajo con la mujer. “Somos mujeres que creemos y accionamos sobre aquellas cosas que creemos” sostuvo.
Asimismo señaló que “tenemos que dejar un legado. Siempre va a haber una generación que va a venir con algo nuevo. A esas mujeres son las que tenemos que sostener, a las que tenemos que acompañar, a las que tenemos que levantar, Hay mujeres que vienen trabajando hace tanto tiempo dejando un legado precioso sobre otros”.
Lea, la fea
La centralidad del mensaje, o su eje transversal fue la descripción y empatía con la primogénita de Labán, Lea. “Cuando yo te nombro a Lea ¿qué te viene a la mente? ¡Te viene la fea!… la segunda. Empecé a involucrarme en la historia de Lea y comencé a entender lo que había sufrido esa mujer. Nosotras como mujeres de Dios, tenemos que empezar a ver como están sufriendo las mujeres de nuestra sociedad hoy. No podemos ser ajenas a lo que están viviendo. A lo que sufren… aún, también dentro de nuestras iglesias”, afirmó.
Y reafirmó: “en nuestras iglesias tenemos mujeres que están sufriendo. Nuestra sociedad y aún nuestra cultura eclesiástica ha hecho sufrir a la mujer. Por eso no podemos estar ajenas a lo que está sucediendo. Tenemos que tener los oídos, los ojos abiertos, y empezar a mirar desde los ojos del amor”.
“Vuelvo a Lea. Fue vendida por su papá. ¡Imagínate!… Creció a la sombra de su hermana. Su hermana era linda, ella era fea. Toda su vida vivió así. Ella creció con el despreció, siendo la segunda. Desvalorizada. Cuando llega su adolescencia, la hermana se pone de novio primero. El chico se enamora de la hermana. Imagínense en la habitación a la noche: ‘Ay dale, Lea, tenes que conseguir novio’, ‘Lea ¿qué pasa que no conseguís novio?’. ‘Lea tenes que adelgazar’. ‘Lea, tenes que cambiarte el pelo, depilate’. No sé todas las cosas que le diría Raquel para que cambie, para que esté diferente. Todo eso era el dolor que ella iba haciendo. Y después su papá la entrega…”, planteó Lali Gomez.
La predicadora citó Génesis 29:31-34 de donde afirmó que “Jehová, vio, por eso dio a luz y después Jehová oyó. El Señor siempre está viendo todo. Él no es ajeno a lo que le ocurre ni a ustedes, ni a ninguna de las mujeres que están en nuestra Argentina”.
Finalmente adujo que Lea tenía una relación con Dios, porque hubo “un momento donde ella dice: ‘Ahora, alabaré al Señor’” y pudo “cambiar su condición”. Esa de “poder presentarse delante de Dios y tiene a Judá. Fijense, Juda es el legado que nos deja”.
“Entonces mujeres que sufren, que han sido violentadas, que han sido golpeadas, que han sido entregadas, mujeres que fueron desvalorizadas Dios la usa para dejarnos legado”, finalizó.
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