La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, expresa su solidaridad y sus oraciones, hacia tantas familias que han perdido sus bienes y comunidades que han sido testigos de miles de hectáreas, cosechas y animales perdidos, ante las intensas lluvias en la zona de Santa Fe y el voraz incendio en la provincia de La Pampa y parte del sector bonaerense.
Clamemos al Señor para que el proteja y renueve las fuerzas de los bomberos voluntarios y demás fuerzas vivas, que con destreza y valentía, continúan trabajando arduamente en las tareas de rescate y extinción del fuego. Que frente a estos hechos no previsibles, fuera del control humano, a causa del cambio climático nos impactan las noticias de diferentes medios audiovisuales, las cuales nos han llevado a la siguiente reflexión:
AGUA Y FUEGO
Dos elementos fundamentales de la creación que cuando salen de control se tornan en destructivos.
LOS NÚMEROS NOS IMPACTAN
400.000 hectáreas afectadas en la provincia de La Pampa con los focos ígneos.
500.000 hectáreas se quemaron en la provincia de Río Negro.
152.000 hectáreas ya fueron alcanzadas por los incendios en la provincia de Buenos Aires.
LAS IMÁGENES NOS IMPRESIONAN
Ver regiones enteras bajo el agua, o campos, árboles y animales destruidos tanto por el agua como por el fuego, donde por mucho tiempo no se producirá absolutamente nada.
LOS TESTIMONIOS NOS DAN ESCALOFRÍO
Cuando escuchamos por los medios de comunicación, los relatos de gente que ha perdido cosechas enteras, y han visto arrasados sus campos y propiedades, nos hace conscientes que las cosas que pasan no las podemos controlar y en nuestra impotencia tenemos que ir al Supremo que sí lo puede todo y que EL QUIERE QUE EL HOMBRE SE ENCUENTRE CON ÉL para cumplir plenamente el propósito por el cual lo creó. Nuestras limitaciones humanas requieren de su ayuda divina. Porque EL está dispuesto a recibirnos con su eterno amor, otorgarnos perdón por nuestros pecados, paz interior para enfrentar las adversidades y sabiduría para reconstruir las pérdidas que muchas veces son el producto de una mala administración del ambiente que nuestro Dios nos ha dado.
Todo esto nos lleva a, por lo menos, dos acciones concretas:
1) Una vez más pedir perdón por la negligencia e indolencia a la hora de nuestro compromiso cotidiano con la Creación.
2) Orar, clamar, rogar delante del Dios del cielo y de la tierra para esperar su oportuno socorro.
Desde ACIERA, alentamos a todos los creyentes con la debida responsabilidad y compromiso en este tema, frente a tanta catástrofe, dolor e impotencia, invoquemos la protección de Dios sobre nuestra tierra:
«Alzaré mis ojos a los montes, ¿ de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor que hizo los cielos y la tierra.» ( Salmos 121:1-2 )
“La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos ; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver.» ( Hebreos 11: 1- La Biblia )
ACIERA
MEDIO AMBIENTE
Foto: TN.com.ar