Buenos Aires, 30 de diciembre 2020 — La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), lamenta enormemente la decisión que tomaron las dos Honorables Cámaras de Diputados y Senadores de la Nación. Este tiempo de discusión sobre el poder de unos sobre la vidas de otros, ha mostrado una vez más el inmenso egoísmo del ser humano frente a otro ser humano desvalido, inocente y vulnerable. Sin lugar a dudas, hoy la Argentina retrocedió siglos de civilización y respeto al derecho supremo de la vida.
Vivimos la sensación contundente de que la Mayoría Celeste no fue escuchada, mucho menos tenida en cuenta. Sin embargo, esa inmensa masa de personas que van por las dos vidas no claudica, sigue en pié, porque nuestras convicciones no cambian.
Reconocemos el gran esfuerzo de cientos de miles de personas que se expresaron a lo largo y ancho del país, como una sola voz, bajo la defensa del derecho supremo a la vida. El compromiso de movilizarse pese a ser un tiempo de pandemia mundial, y la inoportunidad que esto representa al tratar un tema tan extremo como exterminar la vida de un ser humano en formación. Lo que pone bien en alto la convicción de defender las dos vidas. Desde ACIERA no tenemos otras palabras que agradecimiento por la respuesta, por el amor, por manifestar en paz y con respeto, salvo aisladas agresividades que no avalamos. Las familias enteras dieron una vez más un mensaje pacifico de amor al próximo. Porque la verdadera religión, como dice la Palabra de Dios es atender a las viudas y los huérfanos, como también a los pobres, a los más vulnerables y a las personas por nacer que no son bienvenidos por sus progenitores.
Seguiremos en el compromiso de atender a las mujeres más vulnerables, que lleguen a la decisión de abortar a sus hijos. Las acompañaremos y también trataremos de que no tomen una decisión tan drástica. Respetaremos las leyes, como siempre lo hacemos. Pero seguiremos dando amor sin pedir nada a cambio, porque esa es nuestra esencia.
Hoy no es un día feliz. Pero también hemos ganado. En esta lucha, hubo un verdadero avance celeste. Una muestra de compatriotas dispuestos a expresar y luchar por sus convicciones. Quizás hoy tengamos un sabor amargo en nuestras bocas, pero las mismas bocas no callarán jamás cuando deban defender, cobijar, cuidar, amar, restituir, acompañar y sanar a quienes se arrepientan o no, de sus malas decisiones.
ACIERA agradece a los ciudadanos que, con esperanza, lealtad y convicción dieron, a mano partida, batalla por la VIDA.
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