La convocatoria del 11 de septiembre de 1999 fue el acuerdo de líderes visionarios del país para mover a las congregaciones detrás de la oración. Con el esfuerzo y apoyo económico de un pequeño grupo de empresarios comprometidos con la causa de Jesucristo, se hizo posible que se reúna a más de 250 mil personas en el Obelisco, en un acto que duró casi tres horas y donde el movimiento espiritual fue tal que un temblor fue registrado por algunos medios capitalinos.
Sin nombres, sin expresiones propias de una persona o grupo, sin banderas políticas, ni denominacionales, simplemente como pueblo de Dios, aquel encuentro en el Obelisco, con el único sentir de ORAR y levantar el nombre de JESUCRISTO en alto, marcó un hito. Quienes pasaban a guiar los distintos momentos de oración no eran mencionados, como tampoco lo fueron los cantantes ni la orquesta. El único nombre público fue el de JESUCRISTO. Sí se mencionaron los motivos de oración, y el pueblo del Señor oraba de a uno, de a dos, de a grupos, en silencio, a viva voz, de rodillas, todos juntos en el lugar. La oración y la comunión con Dios fue la consigna a seguir, que mostró un gesto genuino de unidad del Cuerpo de Cristo.
“El lema ‘¡Jesucristo por todos y para todos!’ vino de los cristianos de CUBA, y con él, como Iglesia dábamos otro paso importante, evitando las competencias humanas para que sólo fuese exaltado JESUCRISTO”, recuerda el pastor Rubén Proietti, presidente de ACIERA.
El sueño de quienes velaban por la organización era ser tapa del diario de mayor tirada del país. Nunca las Iglesias en 200 años habían sido noticia en la tapa de los principales medios gráficos y primera noticia en todos los medios masivos de comunicación. En esta ocasión, las Iglesias fueron tapa de 5 diarios nacionales. Algunas de aquellas notas publicadas en los medios nacionales pueden leerse aquí, incluyendo el testimonio del temblor que ocurrió durante 40 segundos en la zona de la manzana ubicada entre las calles Esmeralda, Rivadavia, Suipacha y Bartolomé Mitre, en el microcentro porteño.
La histórica convocatoria de 1999 fue la primera de una serie de grandes eventos multitudinarios que celebraron las Iglesias Evangélicas argentinas, que sacudieron a los medios masivos nacionales y la opinión pública toda. Luego vinieron la concentración de 2001, que reunió a 400 mil fieles para orar y hacer pública una declaración para la Nación Argentina, siendo tapa de los diarios más importantes nacionales y provinciales; los festivales con Luis Palau en la Av. Libertador en el año 2003, con 500 mil personas y en 2008 en el Obelisco con un registro de la prensa de 1 millón de personas; y la histórica concentración nacional en el Obelisco el 4 de agosto de 2018, donde cientos de miles de cristianos evangélicos provenientes de todas las provincias del país se dieron cita para decirle no al aborto y defender las dos vidas.
Hoy, en este tiempo especial donde observamos con naturalidad que instituciones políticas, gobernantes, medios masivos de comunicación, y diversos actores de la sociedad ven a la Iglesia con un rol protagónico en el país, debemos hacer memoria del PROCESO que llevó a este momento de reconocimiento inigualable del Cuerpo de Cristo UNIDO como nunca antes. Y desde esa UNIDAD de la Iglesia del Señor, seguimos construyendo un testimonio estupendo del obrar de Dios en el país, donde cada día se abren más puertas al Evangelio. El Señor nos invita a recordar los hechos maravillosos que Él produce (Isaías 46:9), para que nuestra fe se robustezca, considerando lo que está por venir, en el cumplimiento de Su Propósito.
Pero vamos por más. La obra no está terminada y el Señor nos desafía a no conformarnos con los logros obtenidos, porque tiene MUCHO MÁS para su Iglesia en nuestro país (Filipenses 3:12). A 20 años de aquel primer Obelisco, gocémonos con lo que Dios ha hecho, y estemos preparados y dispuestos en este tiempo en donde nuestra nación necesita a creyentes de rodillas, clamando sin cesar por la Argentina y siendo protagonistas de lo que Dios hará.