PROPUESTA 6
Hoy presentamos la sexta propuesta para manifestar la centralidad de la Biblia en la vida y la misión de la iglesia. Es, probablemente, una de las más necesarias, y puede tener un impacto incalculable:
Incentivar la lectura diaria de las Escrituras en el seno del hogar.
Los puritanos, ese extraordinario movimiento evangélico de santidad de los siglos XVI y XVII, consideraban que el culto familiar era tan fundamental que excluían de comunión a un hombre si no conducía a su familia a la adoración. Ellos pensaban que el culto familiar era la columna vertebral de la sociedad.
Esta bendita práctica no la hemos enseñado lo suficiente. En mi experiencia de niño, ésta ha sido una de las huellas imborrables de mi vida espiritual. Sin embargo, debemos reconocer que, muy probablemente y por diversos motivos, no ha sido la experiencia en muchos de nuestros hogares. Pero el Señor siempre nos da la oportunidad de comenzar.
Claro que uno podría decir: “Pero estamos en el siglo XXI, no en el XVII. Los tiempos, las sociedades y hasta los modelos familiares han cambiado”. Y es verdad. Los horarios y el ritmo de la vida actual atentan contra estos tiempos de quietud alrededor de la Palabra, pero podemos encontrar maneras de hacerlo. Y esto es particularmente importante para los nuevos creyentes. Podemos imaginar a una madre sola, de aquellas que tanto vemos en nuestras iglesias, luchándola con la vida y su pequeño hijo. ¿Podremos enseñarle y animarla a que, cuando llega de ganar el pan y antes de comer los fideos, pueda simplemente abrir la Biblia y leérsela a su hijo? Surgirán preguntas del niño o del adolescente. Y ella podrá responder: “Mamá no sabe, hijo. Dios es más grande de lo que podemos abarcar. Pero vamos a pedirle al Espíritu Santo que nos enseñe. Y vamos a preguntarle al pastor el domingo.”
¿Creemos verdaderamente en el poder transformador de la Palabra de Dios? Entonces llenemos nuestro hogar de esa Palabra, y será la mejor herencia que podremos dejar a nuestros hijos. No “tercericemos” la enseñanza bíblica en la escuela dominical. Deuteronomio 6 sigue vigente para cada hogar cristiano.
Si la Biblia preside la mesa familiar, la iglesia local lo va a notar. Se creará una atmósfera de adoración, de confesión, un clima de comunión, un nivel de conversación y de diálogo que revolucionará a las familias y será un testimonio para los que no conocen al Señor.
Por Rubén A. Del Ré, director general de la Sociedad Bíblica Argentina.