La iglesia, se dice por ahí, es el hospital de la humanidad pero también es el motor de la evangelización. Si no salimos a predicar de Jesús, del maravilloso plan para la vida del hombre y de la mujer, somos como un motor sin combustible.
Oswald J. Smith dice en uno de sus libros: “La suprema tarea de la iglesia es la evangelización del mundo”. Y es esa la idea que como iglesia debemos tener en cuenta.
¿Qué hizo el Señor después de salir triunfante de la tumba? En Lucas 24 se nos ofrece gran parte de la respuesta a esta pregunta. El v. 1 comienza diciendo: «El primer día de la semana… », y hasta el v. 49 nos relata uno tras otro los encuentros que tuvo con sus discípulos en aquel primer domingo. Añadiendo los pasajes paralelos de otros evangelios completamos un cuadro que por lo menos incluye los siguientes episodios:
• Se encontró con dos mujeres, quienes habiendo recibido el mensaje del ángel corrieron a dar las buenas noticias a los discípulos (Mateo 28:1-10).
• Apareció a María Magdalena, la mujer de la cual había expulsado siete demonios (Marcos 16:9-11). Caminó junto a los discípulos que, apesadumbrados y tristes iban a Emaus, y que al conversar con él, en primera instancia no lo reconocieron (Lucas 24:13-32).
• Se entrevistó privadamente con Simón Pedro. La Biblia menciona el hecho aunque no describen este encuentro (Lucas 24:33-34; 1 Corintios 15:5).
• Y finalmente se les apareció a los once y otros que estaban con ellos «con las puertas cerradas por miedo de los judíos» (Lucas 24:33, 35, 36-49).
Entonces la evangelización debería ser algo normal en nuestras vidas, y este día hace que podamos instaurarlo con esa normalidad. Esa oportunidad de animarse a compartir la fe con familiares, amigos, compañeros de trabajo o estudio, personas desconocidas con un plan ideado de antemano, con una estrategia que el Espíritu Santo dará a cada uno, pero con la convicción que el poder del Espíritu Santo se manifestará en la vida de muchas personas.
¡Te animo a ser parte de esta jornada! El desafío es hoy. Como dice la Palabra de Dios la mies es mucha y los jornaleros pocos. Hagamos un cambio, seamos muchos jornaleros para tan grande cantidad de personas que jamás escucharon de Jesús y el 30 podemos llegar a ellas con el mensaje de salvación y amor.
Ptr. Christian Hooft
Vice-Presidente
de Relaciones Internas
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