INSTITUTO TEOLÓGICO FIET
40 ANIVERSARIO
PALABRAS DE NORBERTO SARACCO
REFLEXIÓN
A manera de despedida, como cierre de esta etapa en el ministerio que Dios me dio la gracia de iniciar hace 40 años quisiera dejar unas muy pocas palabras.
Pienso en el futuro. En lo que podrá ser FIET dentro de otros 40 años ó 100.
A lo largo de la historia la educación teológica ha tenido diferentes formas, usado diversas metodologías y afirmado diferentes énfasis. Desconocemos cómo será esto en el futuro, pero seguro que cambiarán. En nuestro caso, quizás lo que hicimos en los primeros 40 años no tenga nada que ver con lo que será en el futuro.
No estamos llamados a ser guardianes de nuestras tradiciones, sino abiertos al Espíritu y fieles al llamado del Señor.
Pero hay cosas que perduran más allá de los tiempos y circunstancias.
El don de enseñar, los maestros de la fe, son dones de Dios que, como todos los dados a la iglesia, son para su bien y para el cumplimiento de la misión.
Por lo tanto el ministerio de la enseñanza tiene dos ejes (columnas): iglesia y misión.
Lamentablemente, y por razones que no vienen al caso mencionar aquí, muchas veces, y en especial en este tiempo, la iglesia y la educación teológica han seguido caminos separados. Ambas han perdido.
La iglesia se empobreció. Se acusó a la enseñanza de la Palabra como letra que mata al espíritu. Es verdad, la enseñanza mata el espíritu: Mata el espíritu de la ignorancia, mata el espíritu de la manipulación, mata el espíritu del fanatismo.
Se le ha dado a la ignorancia categoría de espiritualidad.
La educación teológica se ha hecho estéril.
En su separación de la iglesia se ha hecho autorreferencial, responde a preguntas que nadie hace y se ha llegado al dislate de considerar un buen teólogo a aquel que sabe de teología, en lugar de aquel con cuya teología afecta a la iglesia y el mundo.
Dios tiene una misión:
Efesios 1:9-10
Dios nos mostró el plan que había mantenido en secreto, y que había decidido realizar por medio de Cristo. 10 Cuando llegue el momento preciso, Dios completará su plan y reunirá todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, y al frente de ellas pondrá como jefe a Cristo.
Si la iglesia ha de ser fiel al Señor no podrá tener otro plan.
Si la educación teológica ha de ser fiel al Señor no podrá tener otro plan, más que capacitar a los santos para la obra del ministerio. Es decir, para que el plan eterno de Dios se lleve a cabo.
No me retiro del ministerio, sería imposible.
Sí, creo que en esta etapa de mi vida Dios quiere usarme con los dones que me ha dado desde otro lugar.
Intento con esto ser coherente con lo que siempre he enseñado: que los dones no nos pertenecen, que los ministerios no son nuestros ni un bien de familia que dejamos en herencia.
Dejo una herencia: edificio, administración sólida, recursos, miles de estudiantes, decenas de cursos. Esta herencia podrá aumentar, disminuir o multiplicarse. El tiempo y las circunstancias lo dirán.
Pero dejo algo mucho más importante: un legado basado en nuestra historia y testimonio.
Es un legado simple y sencillo que ha sido el ADN de FIET. Es para quienes nos sucederán en el tiempo en este maravilloso ministerio de la educación teológica.
Lo expreso en dos frases:
NO SE OLVIDEN DE LA IGLESIA,
NO SE OLVIDEN DE LA MISIÓN