En el día de la fecha, luego de varias semanas de luchar por su vida en la Unidad de Terapia Intensiva en un sanatorio de la ciudad de Rosario, falleció el pastor José María Silvestri fundador de la Iglesia Evangélica Misionera Argentina (IEMA) y de Canal Luz, junto a su esposa Mabel.
Por muchos años fue parte del Ejército de Salvación en la ciudad santafesina, hasta que tuvo el llamado de formar un nuevo grupo que rápidamente creció. Pasó de la sala de su casa al actual templo ubicado en el Bv Oroño al 2600. Comenzó con unos micros de radio denominados “Vi la luz”. Reflexiones de pocos minutos con inspiración bíblica.
El crecimiento de la congregación fue exponencial. La dedicación a cada grupo casero, donde familias enteras comenzaron a conocer de Jesucristo fue un impacto en la ciudad, por allá en los años 80. Se destacaba la obra con la juventud, donde de golpe llegaban “melenudos” saliendo de la drogadicción y formando parte de muchos de los que más tarde se convirtieron en líderes.
La obra social se extendió y el evangelio de Jesús era el principal motivo. Se dio el programa televisión en canal 5 de Rosario, también llamado “Vi la luz”. Más tarde la posibilidad de transmitir en radio en una señal propia y lo mismo con un canal de televisión que para finales de los 90s y comienzo del nuevo siglo ya contaba con reconocimiento internacional. Pero no sólo lo mediático, también lo educativo, lo sanitario y la obra de extensión en el país.
Incansable soldado de la fe, miembro del consejo pastoral de Rosario. También fue miembro del Consejo Directivo Nacional de ACIERA.
En lo personal, el pastor Silvestri siempre portaba una gran sonrisa. Cálido al hablar, como un padre para sus hijos. Siempre con la palabra justa y oportuna. Junto a Mabel tuvieron cuatro hijos: Claudia, Pablo, Patricia y Nancy. Y de ellos nietos y bisnietos, corona de la gracia de Dios para sus vidas.
Nos informaron que algunas de sus últimas recomendaciones fue: “Dios consuele y traiga pensamientos que le agraden en medio del duelo…”. Un hombre que sabía su destino y que sin duda, hoy fue recibido en la Gloria de Dios.
Oramos por su familia, esposa, hijos, nietos y bisnietos. Por los miembros de la IEMA. Por las tías, los sobrinos, primos y demás familiares que son muchos. Rogamos que el Señor consuele los corazones, que traiga paz y confianza de saber que ya no tiene más dolor. De igual manera, damos gracias a Dios por su vida, por su entrega y por haberlo conocido.
Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.
Salmos 116:50 NVI
por el Consejo Directivo Nacional de ACIERA
pastor Rubén Proietti, presidente
Buenos Aires, 23 de Septiembre 2020